lunes, 27 de julio de 2020

Ayasofya


De dioses esculpida,
con sus dedos la nada señalaron
y con un parpadeo apareció tu figura
sepultada bajo la nieve de un campo de primaveras.
Estirándose del eterno sueño,
la escarcha a tu piel fue adherida.
También las hojas del otoño pasado.

Desnuda y ociosa de los amores,
te dignaste a vivir según los placeres de la vida.
Donde la nada encaja, con el tiempo, y a los muertos maquillas.
Con un pincel de plumas negras y una mirada llena de soledades.

Cuando llegaste a la ciudad,
abandonaste a los muertos por las botellas,
y con tus cigarros quemaste tu piel blanca,
y en tu nariz atesoraste las estrellas,
colgando, en tu tristeza, de algún dios su uña de plata.

Yo conozco tu historia,
soy el pingüino que sabe volar
en la estepa de cañas de azúcar.
Intento hacerte recordar
que algo como tú no está hecho para causar males.



Fotograma: "withnail and I" por Bruce Robinson

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