lunes, 29 de abril de 2019

Los cuentos de la inocencia V



Parecía una mujer que le gustara la lluvia fría. A mí también me gusta.

A cuatro metros nos encontrábamos el uno del otro: yo, con mi gabardina y mi boina en la mano. Ella, con un pantalón vaquero y con sus zapatos colgando de sus dedos.
Ambos, con el pelo mojado y las mejillas heladas. En nuestras narices colgaba de una pértiga una gota del diluvio. Mirábamos al cielo, aunque a veces nos observábamos a escondidas. Nos preguntábamos: "¿Cómo sería ser una gota de agua fría que cae del cielo?".